El Viejo Topo 294-295 / julio-agosto 2012.
“Asumo ser el referente de una operación
política que intente cambiar el país”
Entrevista con Julio Anguita
por Eduardo Luque Guerrero
fuente: www.elviejotopo.com/web/archivo_revista.php?arch=1771.pdf
Durante tres días, de la mano de Socialismo 21 y la Xarxa socialista unificada de Catalunya, Julio Anguita estuvo en varias localidades catalanas presentando su nuevo libro Combates de este tiempo. Fiel a su estilo, las tres conferencias han sido, al margen de multitudinarias en cuanto a la asistencia, un magnífico análisis de la realidad concreta. También han sido el marco donde Julio Anguita ha propuesto la puesta en marcha de una operación política que intente cambiar el país. Es una propuesta controvertida –y Anguita es perfectamente consciente de ello–, pero meditada y hecha desde la militancia comunista en el PCE e IU.
—En estos momentos Europa vive un proceso de excepcionalidad histórica. La crisis del euro pone en entredicho los propios fundamentos de la UE. Personajes como el ex presidente Felipe González o Josep Borrell hacían hincapié hace unos días en los errores de diseño del tratado de Maastricht.
¿Es a tu juicio un
problema únicamente de diseño o de fundamentación?
—Es un problema esencialmente de concepto, de substancia.
Hace veinte años, cuando IU aprueba por mayoría, 60 a 40%,
oponernos al Tratado fuimos objeto de escarnio, de befas sin
cuento, de risotadas en el Parlamento Español. Ahora esa realidad
que anunciábamos está presente. No teníamos una bola
de cristal, ni practicábamos las artes adivinatorias; partíamos
de un análisis, de un estudio, de una elaboración colectiva. Nos
adelantamos al proceso histórico porque era fruto del de bate y
de la reflexión política. Lo escrito hace veinte años está vivo.
Nos costó el aislamiento casi absoluto de los demás partidos
políticos, de los sindicatos, de los medios de comunicación y
tuvimos enfrente, aunque no enfrentados, a una gran parte de
la opinión pública. Muchos de los trabajadores se obnubilaron
pensando en la unidad europea como si fuera una panacea.
Asumieron ese discurso fácil y creyeron que habían entrado en
el Parnaso de los dioses. Fue una etapa especialmente dura.
—¿Qué perspectivas ves en estos momentos tan críticos al proceso
de Integración Europea?
—Es un hecho repetido, sucede en numerosas ocasiones, que la gente me para y me pregunta: “¿Cuándo acabará esto? ¿Cuándo la luz al final del túnel?” Tenemos que decir la verdad y es una verdad amarga, es una verdad que no gusta. Esto que está pasando no tiene ninguna solución. Así, por este camino no hay solución, no hay quien pueda pagar la deuda, ni las familias, ni los gobiernos, ni el estado… Nadie, ni sindicatos, ni par ti dos, ni economistas tienen la solución. Lo que solo presumía mos hace veinte años ahora lo tenemos. Se está empobreciendo a marchas forzadas a la población y además con justificaciones
que carecen del menor rigor intelectual. Nos dicen que tenemos que despedir para crear empleo, que tenemos que cerrar hospitales para sanar a la población o que hemos de cerrar escuelas para que la gente sea más culta.
Grecia en estos momentos es un caso paradigmático, este pequeño país mediterráneo está haciendo temblar
a la todopoderosa canciller Ángela Merkel.
La situación griega es el espejo donde España debe mirarse en lo negativo y también en lo positivo, ver como la que hasta ahora era una pequeña fuerza política hace dos días, con un programa electoral claro y conciso donde se exige no pagar la deuda, es en este momento la segunda fuerza política del país.
—La gran pregunta que se hace la ciudadanía es
—Siempre nos están amenazando con futuros negros, salir si, salir no… ¿y si no se van pero los echan?, ¿y si echan a España o Italia? ¿Y si a Alemania le deja de interesar el euro? La respuesta a este enigma, al cual es difícil dar una respuesta de blanco o negro, pasa decididamente por una toma de conciencia nueva. Lo
propusimos hace veinte años, hablábamos de fiscalidad común, de la democratización de las instituciones eu ropeas, de intervención del estado en la economía. No es una propuesta bolchevique, es una propuesta imprescindible…
Eso habría posibilitado una UE diferente, porque noso tros no
somos anti-europeos, queremos una Europa integrada y de
mocrática al servicio de las personas y los Derechos Humanos.
Estos derechos que son la esencia de las sociedades libres, el
derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, el derecho a la sanidad
gratuita, están siendo conculcados una y otra vez, como en
el caso español, cuando los dos grandes partidos que se alternan
en el poder firman una reforma constitucional que prioriza
la devolución de la deuda. Debemos devolver a las palabras
su auténtico significado, la centralidad de la acción política en
el ser humano, las personas ante todo.
—La experiencia de la izquierda a la izquierda del PSOE y me
refiero concretamente a IU es muy variada: participación en
gobiernos donde aplicaron recortes a las pensiones y trabajadores
como en Catalunya con el Tripartito, negativa a entrar
en el gobierno de coalición en Asturias, rechazo igualmente en
Extremadura y finalmente participación en el gobierno andaluz.
¿Cómo analizas la participación de IU en el gobierno de
Andalucía?
—Mi posición al respecto la he dejado clara en numerosos escritos y reflexiones. Os remito a mi último artículo “Las lentejas de Esaú”, para que veas mi posición. Yo me manifesté en contra de un acuerdo de gobierno con el PSOE, sobre todo porque contábamos con otra opción que no fue planteada en el Referéndum. Hoy IU corre un riesgo muy serio de voladura inconsciente.
—Algunas veces habías comentado que la situación actual es prerevolucionaria. —Las condiciones de nuestro país son prerrevolucionarias: pobreza generalizada, paro masivo, corrupción en las más altas magistraturas del estado, en las más altas, en definitiva crisis de estado. La respuesta está en la ciudadanía, en su capacidad para pensar y actuar. En una Iglesia de Córdoba había un cartel revolucionario como pocos; decía: “Levántate y piensa”.
La gente no sabe que sabe, nosotros tenemos que hacer lo posible para que sepan que saben. La ciudadanía no reconoce ni el valor de sus propias ideas, porque la gente tiene ideas, muchas y muy válidas.
Hemos de pasar del “yo” individual al “nosotros” colectivo, eso significa toma de conciencia y acción transformadora. —En las tres localidades catalanas que has visitado has situado dos elementos centrales que han causado especial revuelo, de hecho los Twitter y los Facebook echan humo hablando del mismo tema. El primero es tu propuesta de ofrecerte como referente… —Puede sonar a bravuconería aunque mi planteamiento es
simple. España vive un momento de excepcionalidad histórica como decía al principio de la entrevista. Es imprescindible mojarse. Ante lo que ocurre nadie puede hurtar su responsabilidad.
Nadie puede estar al margen. Todas las manos y todas las cabezas son imprescindibles. Por eso he dicho y repito que a instancias de algunos compañeros que me lo plantearon había que salir a la palestra como un referente personal. No como si fuera el baúl de la Piquer de aquí para allá todo el día, las fuerzas son las que son y tengo derecho a descansar. Posiblemente me pongan la cara del revés, me es igual, después de Maastricht…
Me ofrezco como referente para ayudar, para pensar, para elaborar. Para que me oiga la gente; pero que después no se vuelva a su casa para hacer lo de siempre. Soy consciente de que esto puede desatar malas interpretaciones. Algunos me tacharán inmediatamente de traidor. Frente a eso respondo con mi ejecutoria anterior. No estoy planteando ser candidato de nada, ni ir a ninguna elección, ni a ningún parlamento…. Pre
tendo ser un referente para los hombres y mujeres que quieran luchar, para que piensen…. Hay más como yo… no estamos solos. Los demás déjenme tranquilo. —Tu segunda propuesta ha sido igual de comentada..
Propones ser el referente de una operación política que intente cambiar el país.
—Hace 28 años, el PCE había sufrido una enorme derrota. Se me ofreció la Coordinación de IU y la Secretaría General del PCE. Lo primero que hicimos fue elaborar un programa electoral con todos, con
intelectuales, con campesinos, con profesionales….
Así nace Convocatoria por An dalucía. Pero nunca segundas partes fueron buenas, una cosa sí extrajimos
como enseñanza: hemos de devolver la palabra al pueblo. Hay enormes cantidades de colectivos sociales, docenas, centenares de todo tipo, ecologistas, republicanos, comunistas, anarquistas, socialistas…. ¿por qué no se unen todos los “chiringuitos”? Muchas de estas pequeñas organizaciones parecen atesorar los arcanos de las esencias. Cada uno en su pequeña iglesia y nadie rinde bandera. Hemos de pasar, como decía antes, de un “yo” a un “nosotros colectivo”. Se hace imprescindible crear una malla que enlace todo eso. ¿Cuál es el nexo de unión de todas las gentes que deben participar? La fórmula es simple “programa, programa y programa” porque es en el debate colectivo donde se crea comunidad política y de amistad.
Estoy haciendo un llamamiento a los militantes de los partidos políticos. Invito a los militantes de los sindicatos, a los compañeros del 15-M. Vamos a hablar de lo concreto. Nos reconoceremos en el trabajo cotidiano, en la escuela, en la oficina, en la fábrica o en el campo. En lo concreto. Lenin dijo que la verdad es concreta. Busquemos puntos en común, extraigamos un programa que sea aceptado por las mayorías
sociales. Yo no pido que nadie deje su carnet, ni su militancia. Yo soy miembro del PCE y de IU y lo seguiré siendo. En el tiempo actual es necesaria más que nunca la organización. Le pido a los sindicatos
y a los partidos que dejen a sus militantes trabajar en el nuevo proyecto.
No pido a mi partido que se disuelva, igual que no pido que los demás lo hagan. No busco pegar siglas ni remendarlas. El programa es nuestro elemento de referencia, nuestro eje vertebrador. Este es el reto al que nos enfrentamos y es la aportación que yo puedo realizar, porque y en definitiva, si nos luchamos por nosotros, lo debemos hacer por nuestros hijos…
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